La alta demanda de estos minerales se debe al crecimiento exponencial de la electromovilidad y las tecnologías limpias del futuro. Fuente: Reporte Minero, 2 de diciembre de 2022.
Los precios del cobre y litio seguirán altos en los próximos años. Donde el metal rojo, que subió en el año 2021 un 26%, se espera que se mantengan los niveles actuales o, incluso, mejoren aun más su desempeño. Mientras que con el litio, se espera que su valor aumente con fuerza debido a que hay una escasez de este mineral y, es poco probable que aumente su producción en el corto plazo.
Así lo indicó Paul Bendall, líder de Minería de PwC, en una entrevista al Diario Financiero. El especialista añadió que, respecto al cobre, existe una preocupación en el mercado “por cuánto del suministro requerido llegará a corto y mediano plazo, pero dado que la demanda es muy fuerte, la oferta finalmente llegará”.
“Claramente, hay un cambio. Mongolia va a ser un importante productor de cobre durante los próximos 30 años; se vuelven a poner en servicio minas en África y lo que está impulsando esto es el precio del cobre y un probable déficit de suministro”, explicó Paul Bendall, líder de Minería de PwC.
Del litio evalúa que no es tan probable sostener niveles de US$75.000 la tonelada de hidróxido de litio en el largo plazo, donde además se espera una alta volatibilidad por las imperfecciones que tiene el mercado.
¿Qué sucede con el royalty en Chile?
Paul Bendall también se refirió en su entrevista a la propuesta de royalty chileno. Allí mencionó que muchos gobiernos están optando por aumentar los impuestos debido al impacto que tuvo la pandemia de Covid-19 en las cuentas fiscales. Por lo que, la discusión “tiene que ser apropiada para el país”.
“Si afectamos a la minería más allá de lo apropiado, estaremos afectando la posibilidad de satisfacer precisamente las demandas sociales que queremos financiar y estaremos desaprovechando la oportunidad que nos ofrece la demanda por minerales”, enfatizó el líder de Minería de PwC.
También sostuvo que “estás alzas no pueden amenazar la sostenibilidad de la inversión futura, ni la operación actual, y tampoco generar distorsiones extraordinarias entre jurisdicciones”. Bendall mencionó que los impuestos deben ir dirigidos a “financiar parte de dichas demandas sociales, pero, al mismo tiempo, reconocer que el país está compitiendo con otras jurisdicciones por los mismos capitales de inversión”.