La autoridad monetaria se unió a la Red por el Enverdecimiento del Sistema Financiero en 2021, instancia que cuenta con 138 miembros internacionales. Fuente: Diario Financiero, 6 de mayo de 2024.
El cambio climático ya está afectando a la economía y los bancos centrales del mundo han debido sumar este elemento en sus análisis sobre la actividad productiva y finanzas. Y Chile no se ha quedado atrás, particularmente cuando personas y empresas están sufriendo los efectos de eventos extremos, como sequía, una mayor cantidad de incendios forestales e inundaciones en distintas partes del país.
De ahí que el instituto emisor local se unió en 2021 a la Red por el Enverdecimiento del Sistema Financiero (NGFS, por sus siglas en inglés), grupo que reúne a bancos centrales y supervisores de todo el mundo para intercambiar experiencias, compartir prácticas y contribuir al desarrollo de la gestión del riesgo medioambiental y climático en el sector financiero.
La instancia cuenta con 138 miembros y 21 observadores, entre los que están el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra (BoE).
‘El cambio climático y las políticas orientadas a descarbonizar la economía ya tienen impactos que podrían profundizarse en el tiempo sobre la macroeconomía y, si ello ocurre, podría tener efectos para la estabilidad financiera’, afirma el gerente de la División Política Monetaria del Banco Central chileno, Elías Albagli.
De ahí que la agenda de investigación y de generación estadística de la entidad monetaria ha comenzado a incorporar el medio ambiente en su análisis para entender y adelantarse a los desafíos.
Una dimensión que se une al mandato principal del ente emisor, que es mantener la inflación baja y estable en el tiempo, junto con promover la estabilidad y eficacia del sistema financiero.
Albagli explica que se identifican dos tipos de impactos macroeconómicos asociados al cambio climático: físicos y de transición.
Los primeros corresponden al daño que los eventos climáticos extremos y el cambio de tendencia del clima -como las sequías extremas, incendios forestales e inundaciones- pueden provocar sobre las actividades económicas y humanas.
De hecho, una secuela de índole socio-económica podría ser precisamente un impulso a las migraciones de personas.
Los efectos de transición, a su vez, son aquellos relacionados con las políticas de mitigación y adaptación que podrían ser implementadas para aminorar los de carácter físico. Entre estos, están, por ejemplo, los recursos que se requieren para transitar hacia una economía con una matriz energética baja en carbono.
‘Por lo tanto, para continuar elaborando proyecciones económicas que tomen en cuenta los cambios del entorno, es necesario incorporar los impactos asociados al cambio climático en nuestras herramientas de análisis’, afirma Albagli.
Líneas de acción
Como parte de las medidas que el banco ha tomado para mejorar el entendimiento de las consecuencias macroeconómicas del cambio climático, la división de Estadísticas del Central ha trabajado en el diseño de nuevos indicadores de carácter experimental que permitan informar sobre el estado actual y la evolución del capital natural en Chile, siguiendo el marco de estadísticas económicas y medioambientales de Naciones Unidas.
En paralelo, las unidades de la División de Política Monetaria avanzan en la extensión de los modelos y metodologías empíricas para incorporar este tema, junto con una agenda de investigación para proveer un mejor entendimiento de los canales a través de los cuales ocurren dichos impactos.
En el caso de la División de Política Financiera de la entidad monetaria, la tarea ha sido incorporar los riesgos climáticos en sus evaluaciones de estabilidad financiera con el objetivo de identificar posibles vulnerabilidades y, de esta forma, mejorar las prácticas de gestión y supervisión de riesgos.
Experiencia comparada
Una encuesta publicada por la NGFS en julio del año pasado sobre cambio climático y política monetaria -y que incluyó a 55 de sus miembros-, constató que la mitad aseguró que sus economías ya habían sufrido daños causados por impactos físicos crónicos del cambio climático en la última década.
De los resultados, el 79% apuntó a que la mayor parte de los análisis realizados se han centrado en los fenómenos y tendencias nacionales (79%), mientras que una proporción menor ha estudiado los impactos procedentes del exterior (21%).
Además, el 70% de los encuestados se mostró preocupado por los efectos económicos negativos de riesgos físicos agudos más generalizados a lo largo del tiempo, como sequías e inundaciones.
Frente a esto, el 47% ya ha realizado trabajos analíticos acerca de las expectativas de que los efectos físicos del cambio climático se intensifiquen y el 56% ya está trabajando para mejorar su comprensión de los efectos macroeconómicos en el futuro.
Acerca de los efectos de la transición hacia una economía carbono cero, el 35% de los consultados señaló haber experimentado diferentes impactos macroeconómicos asociados a las políticas de transición y esperan que estos impactos sean más consecuentes a lo largo del horizonte de la política monetaria.