Estas son las ciudades con más relaves en Chile

Una investigación de la U. de Chile y la U. Católica del Norte revela la estrecha relación entre los relaves mineros y su ubicación en comunas en situación de pobreza multidimensional. Solo 20 comunas albergan 619 de los 715 relaves existentes en el país. Fuente: La Tercera, 20 de julio de 2023.

Una vez al año, la comuna de Andacollo se revoluciona al recibir una avalancha de visitantes que acuden a la fiesta de la Virgen del Rosario de Andacollo. Pasada la festividad, la comuna vuelve a su apacible parsimonia.

Pero no es el único sello distintivo de la ciudad. También registra un triste récord: alberga 122 relaves, lo que la convierten en la comuna con más relaves en el país. Es una de las conclusiones de un estudio denominado Relaves mineros y desigualdades socioterritoriales en Chile: un estudio exploratorio,publicado en la revista especializada Journal of Maps y realizado por el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, Fernando Campos, un tesista de la carrera de Geografía, Hernán Pezoa, y el egresado de U. de Chile, actualmente, académico de la Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Iván Ojeda.

La investigación precisa que Chile, como principal exportador mundial de cobre, registra oficialmente 757 relaves, siendo el tercer país con mayor número de este tipo de desechos y se estima que al año 2026 se deberán gestionar 915.000.000 toneladas de material de relaves. Esta cifra equivale a cerca de 4.919 barcos El Globe, el buque de carga más grande del mundo que puede transportar hasta 186.000 toneladas de carga.

Campos precisa que el estudio se basa en cantidad de relaves comunales como número y no en magnitud de los desechos de relaves existentes como volumen en una comuna. “En palabras sencillas, una comuna puede tener un gran relave y solo contar como una infraestructura en nuestro estudio, mientras otra tiene cinco relaves pero todos ellos de tamaño más limitado”, dice.

Dicho lo anterior, en la zona norte, la Región de Antofagasta concentra menos relaves que la región de Atacama y Coquimbo, pero ellos son de mayor tamaño. Esto es coincidente con la localización de la gran minería y de la mediana y pequeña. Así, la cantidad de relaves y su magnitud es directamente proporcional al tipo de extracción minera existente. Por eso, dice, “es necesario que los gobiernos locales participen del monitoreo y que al mismo tiempo, el nivel central articule información general sobre las dinámicas del total de estas infraestructuras en el país”.

Otra de las conclusiones de la investigación, es que el “reparto” socio-territorial de los relaves es muy desigualdad y afecta de manera diferente a la población cercana a faenas mineras.

Tranque El Mauro, en la Región de Coquimbo. Foto: Agencia Uno

“Nuestro argumento plantea que los depósitos de relaves, como infraestructuras contaminantes e inseguras, no afectan de igual forma al territorio nacional. Así, la minería en Chile no solo concentra el protagonismo económico en municipios favorecidos, sino que también concentra los ‘riesgos e impactos’ de sus actividades en municipios desfavorecidos”, señala el estudio.

La localización y concentración de los relaves mineros nos imponen la pregunta por la falta de desarrollo o por la imposibilidad de superar la pobreza, justamente, en las localidades donde existen las mayores riquezas mineras”, dice Campos.

“Con este trabajo y otras publicaciones que tenemos en evaluación, buscamos apoyar a las políticas públicas territoriales, en específico, el plan nacional de depósitos de relaves”, señala el académico.

Agrega que no es coincidencia que los relaves mineros se encuentran en comunas pobres. “Con nuestro estudio buscamos remarcar que la existencia de faenas mineras no han entregado el desarrollo esperado a sus territorios y, por el contrario, han concentrado desventajas, como es el riesgo de catástrofes y la contaminación”, reflexiona.

Por ello, para los investigadores es muy relevante tener suficiente evidencia sobre estos depósitos por los riesgos que generan en los sistemas socioecológicos. Incluso, señala el estudio, se ha documentado que, después de ser abandonados, los relaves siguen siendo fuentes importantes de contaminación por metales pesados. Paralelamente, otras investigaciones nacionales han demostrado que los materiales de los relaves han afectado cursos de agua y suelos con contaminación química, lo que se traduce en un impacto en la flora y la fauna, además de haber tenido un impacto en la salud cardiovascular y respiratoria de la población.

La ubicación de los relaves en Chile

La investigación demuestra que el 29,4% de las comunas concentran el 81,8% de los depósitos de relaves. Es decir, 20 municipios albergan 619 de los 757 relaves. Además, el 5,9% de los municipios muestran una muy alta concentración, siendo estos cuatro que más de estas estructuras poseen: Andacollo (122), La Higuera (87), Copiapó (68) e Illapel (45), albergando el 42,4% de los relaves del país (322 de los 757 depósitos).

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De las 68 comunas con presencia de depósitos de relaves en Chile, cerca del 72% presenta un nivel de pobreza multidimensional superior al promedio nacional. Es decir, la mayoría de los depósitos de relaves se encuentran en municipios con altos niveles de pobreza multidimensional. En particular, los cuatro municipios mencionados anteriormente presentan promedios de pobreza multidimensional por encima de la media nacional. “En efecto, se hace evidente que existe desigualdad en la territorialización de estas infraestructuras de residuos mineros en Chile” señala el estudio.

Respecto de los territorios, el estudio permite observar que desde la Región de Antofagasta hasta la Región de Valparaíso existen comunas que presentan altas concentraciones de relaves. Tales son los casos de las comunas de Sierra Gorda, Antofagasta, Diego de Almagro, La Serena, Coquimbo y Petorca.

Por el contrario, en los municipios ubicados en zonas montañosas de la Región de Valparaíso y del Área Metropolitana, así como en el corredor entre Los Andes y la Cordillera de la Costa en la Región de O’Higgins, se encuentran una menor concentración de relaves en términos de cantidad. Un caso relevante para destacar son los municipios de Coyhaique y Chile Chico en la Patagonia chilena, donde se pueden encontrar relaves abandonados que son el resultado o un subproducto del pasado minero de la zona.

Fernando Campos, principal autor de la investigación. Foto: U. de Chile

En la categoría de ‘muy alta concentración’, de relaves se ubican las regiones de Atacama y Coquimbo, en términos de cantidad no de tamaño. La Región de Coquimbo (389 yacimientos), y el municipio de Copiapó en la Región de Atacama (88 yacimientos) funcionan como un eje donde se ubican la mayor parte de los relaves, disminuyendo su presencia hacia el norte y el sur.

Una mirada más cercana a la región de Coquimbo muestra que todos sus municipios presentan al menos un depósito de relaves. De igual forma, 13 comunas de la región se encuentran por encima del promedio de pobreza multidimensional, y al menos 11 de ellas albergan al menos tres depósitos de relaves. Sin embargo, las comunas con ‘muy alta concentración’ en esta región son: Andacollo, La Higuera e Illapel, y cada uno de ellos refleja la existencia de minería en los valles transversales de la región, históricamente caracterizados por el desarrollo de la agricultura y ganado. Los casos de baja concentración de relaves en las regiones del Maule y Aysén son huellas de una actividad minera histórica que ya no está activa, pero que muestra prospecciones en curso para su reactivación.

El vínculo socio-territorial entre la pobreza multidimensional y la ubicación de los depósitos de relaves en Chile, que explora el estudio, da cuenta de la desigualdad en la ubicación de estas infraestructuras. Es decir, los depósitos de relaves representan un peligro que no afecta equitativamente a las 346 comunas del país, sino que están ubicados en sólo 68, donde la mayoría de ellas se posicionan por arriba del promedio nacional de pobreza multidimensional.

Analizando con mayor detalle son 20 las comunas que presentan alta concentración de relaves y cuatro de ellas que muestran concentraciones muy altas. En estas últimas comunas se ubica aproximadamente el 40% de los yacimientos existentes en el país y todos ellos se ubican por encima del promedio nacional de pobreza multidimensional.

Relaves en Santiago

Aunque la mayoria pensaría que este tipo de estructuras se emplazan en la zona norte, como parte de la industria minera, Campos aclara que Santiago y la Región Metropolitana también registra relaves. “Existen 14 de los cuales dos se encuentran en Maipú y cuatro en Lo Barnechea, comunas ampliamente pobladas. Lampa también posee cuatro, Til Til -una comuna que concentra muchas otras infraestructuras molestas como los vertederos- concentra tres y Alhué dos”.

Tiltil, una de las comunas de la Región Metropolitana que alberga un relave. Foto: Agencia Uno

Añade que estos datos muestran que la región más poblada del país y también la más urbanizada, no se libra de este problema. “Esto sin duda nos plantea el desafío de la convivencia de una gran metrópolis como Santiago y este tipo de infraestructuras que implican riesgos tanto de colapso como de contaminación”.

Explica que los dos grandes riesgos involucrados en las infraestructuras de relaves son el colapso físico y la dispersión química. “En el primer punto tenemos situaciones muy lamentables como las ocurridas en Minas Gerais en Brasil hace unos años donde el aumento de las lluvias hizo colapsar dos grandes relaves lo que se transformó en un alud que aplastó poblados y contaminó ríos”.

Dice que en el segundo punto, está la contaminación producida, por ejemplo, a través de las aguas hacia napas subterráneas o ríos cercanos a los relaves, la contaminación aérea por el movimiento de material particulado, la dispersión a través del suelo y, por último, el depósito de relaves directamente en lagos o bahías.

“Si bien, todas estos riesgos y sus consecuencias a nivel ambiental y social pueden ser controladas, es importante no subestimar la peligrosidad de estas grandes infraestructuras, informar a las comunidades y desarrollar formas de monitoreo participativo con ellas y sus autoridades políticas”.

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